bb
 
“Para un viaje de exploración, elije un barco de poco calado”
 
Capitán James Cook, rechazando grandes barcos que le ofrecía el Almirantazgo para la búsqueda de un nuevo continente.
GONFOTERIOS: del imaginario a la ciencia PDF Imprimir Correo electrónico

El Centro de Estudios Científicos (CECs) junto al Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), presentan por primera vez en la Región de Los Ríos la Exposición Temporal “Gonfoterios: del imaginario a la ciencia”.

 

Gonfoterios

 

Esta muestra surge del importante hallazgo ocurrido en febrero de 2011, durante las obras de ampliación de una planta de tratamiento de aguas en Santiago, Padre Hurtado, Región Metropolitana. Con este descubrimiento aparece el cráneo más completo de gonfoterio hallado hasta ahora en Chile, cráneo que posee todos los elementos diagnósticos gracias a los cuales se pudo identificar el hallazgo como perteneciente al género Stegomastodon.

 

Desde la imaginación a la ciencia

La exhibición invita a hacer un viaje del conocimiento, desde los relatos fantásticos hasta la visión que nos entrega la evidencia científica. Aunque ejemplos en la naturaleza hay muchos, esta se enfoca en la historia de los elefantes que alguna vez caminaran por Chile.

El “mundo mitológico” está poblado de seres fascinantes, como por ejemplo los unicornios, los pegasos, centauros, etc. Estos seres fueron creados principalmente a partir de relatos de viajeros y aventureros que no hacían otra cosa que contarnos sus propias versiones de la diversidad de la naturaleza. De estas descripciones, previas a los viajes de los primeros naturalistas, la imaginación, por sobre un hecho, predominaba a la observación crítica.

Por ejemplo en la mitología griega los cíclopes eran enormes seres de un solo ojo en la mitad de la frente. Resulta interesante preguntarse cómo los antiguos griegos llegaron a imaginar un monstruo gigante de un solo ojo. La respuesta tiene que ver con un animal real que parece tan fantástico como los propios cíclopes: el elefante. En el cráneo de los elefantes destaca, fuertemente, una gran apertura justo en la región frontal. Este agujero, el orificio nasal, es donde se implanta la trompa en estos animales. En las islas del Mediterráneo existieron elefantes hasta hace unos pocos miles de años. Aunque los griegos nunca convivieron con un elefante, es posible que hayan conocido los cráneos fósiles de estos animales.

 

Un “monstruo” local

Uno de los seres mitológicos chilenos más interesantes lo constituye el monstruo de la Laguna de Tagua Tagua. Esta horripilante creatura descrita como un monstruo alado de dos colas, coraza de escamas y rostro humano, fue retratada en 1784 y su dibujo redescubierto en una biblioteca de España. Uno de los relatos sobre este interesante monstruo señala que "hacía muchísimo daño comiendo cuanto animal iba a beber en la laguna, hasta que con mucho silencio le esperaron 100 hombres con bocas de fuego y le cogieron vivo".

 

Curiosamente, al secarse la Laguna de Tagua Tagua, quedó al descubierto uno de los yacimientos más importantes de gonfoterios de América del Sur. En este sitio se han descubierto individuos de diferentes tamaños, lo que hace suponer que se trataba de una manada compuesta por hembras y machos jóvenes (asociación común entre las manadas de elefantes). Al igual que en el mito del cíclope tal vez la presencia de grandes huesos de gonfoterios, hallados en las cercanías de esta laguna, hayan ayudado a generar y/o alimentar el mito de este increíble monstruo.

 

¿Qué son los gonfoterios?

Aunque son parecidos a los elefantes actuales, los gonfoterios formaron parte de un grupo diferente de proboscídeos. De hecho, el famoso mamut lanudo está más cercanamente emparentado con los elefantes modernos que cualquiera de estos con los gonfoterios. Los primeros gonfoterios tenían cuatro incisivos superdesarrollados, pero las formas que colonizaron América del Sur sólo poseían los característicos incisivos superiores desarrollados, es decir, muy parecidos a los elefantes modernos.

Al llegar a América, los primeros humanos encontraron un mundo poblado por enormes mamíferos. La interacción con estos animales ha sido documentada en varios yacimientos a lo largo de todo el continente. Uno de los más famosos corresponde al Yacimiento Clovis, en Estados Unidos, donde se muestra toda una cultura desarrollada en torno a la caza de grandes animales, incluido el gran mamut. Este sitio tiene una edad entre unos 10.600 a 11.250 años.

A lo largo de todo nuestro país se han descubierto fósiles de grandes mamíferos. Uno de los aspectos más interesantes a destacar de estos hallazgos es que en Chile se encuentran al menos dos sitios de interacción directa entre megafauna y humanos prehistóricos, lo que reforzaría la teoría de la sobrecaza como factor clave de extinción de estos animales. Entre estos sitios se encuentra Quereo en la Región de Coquimbo y la Laguna de San Vicente de Tagua Tagua en la Región de O´higgins.

 

Una de las hipótesis para explicar la extinción masiva de megafauna en América sería atribuida a la sobrecaza por humanos, los que no sólo habrían cazado indiscriminadamente a estos animales sino también, debido a las prácticas de cultivos sobre campos quemados, o incendiados con en el único objetivo de la caza, se habría alterado profundamente la flora de una ecozona. Se observa que una notable parte de la fauna silvestre se ha reducido sustancialmente durante el mismo período de la dispersión de los humanos en los mismos hábitats.

En la actualidad los elefantes están representados por dos especies: el elefante asiático y el elefante africano. Esto es nada más que una pequeña parte de la increíble variedad de proboiscídeos que han existido en el planeta entre los que se encuentran lo dinoterios, mamuts, mastodontes y los mismos gonfoterios. Son los animales terrestres más grandes conocidos y, junto a otros mamíferos como los cetáceos y chimpancés, han desarrollado complejas conductas sociales.

Al igual que las extinciones causadas por la llegada de los humanos a América, tal vez la inevitable sobrepoblación e inexorable expansión de los humanos traiga consigo la extinción de los grandes elefantes y sólo nos queden sus grandes esqueletos y pieles en los museos como la única evidencia de su paso en el planeta.

 

gonf

 

 

 
 
El Centro de Estudios Científicos (CECs) es una corporación de derecho privado, sin fines de lucro, dedicada al desarrollo, fomento y difusión de la investigación científica. El CECs fue fundado en 1984 como el Centro de Estudios Científicos de Santiago donde funcionó en una casa arrendada hasta el año 2000, momento en el que se mudó a Valdivia donde evolucionó para llegar a ser lo que es hoy. Desde su fundación el CECs ha sido dirigido por el físico Claudio Bunster.

Luego de treinta y seis años de existencia, el CECs ha decidido renovar su sitio web, el cual se encuentra actualmente en construcción. En el intertanto las consultas pueden ser dirigidas a info@cecs.cl.

Lo que sigue es un extracto de un folleto que fue producido justo después de que el centro se trasladara a Valdivia. Sentimos que estas palabras aún reflejan su espíritu:
 

horse
 
Una pequeña banda de investigadores del Centro de Estudios Científicos (CECs) en Valdivia, Chile, comparte un sueño audaz, anticuado en esta era de la Gran Ciencia – la búsqueda irrestricta del conocimiento, en un pequeño instituto independiente de investigación de primera calidad. Sus miembros se han reunido durante un lapso de tiempo que abarca ya, más de un cuarto de siglo, para emprender una aventura intelectual que es riesgosa, estimulante y tremendamente productiva.
 
Ubicado entre los Andes y el Pacífico, en esta pequeña ciudad del sur, el CECs es uno de los pocos institutos en el mundo que trabajan en investigación de vanguardia en múltiples disciplinas, sin recibir recursos o estar afiliada a ninguna institución anfitriona. Sus investigadores son libres para desarrollar su mejor ciencia con independencia de las modas y sin restricciones burocráticas, en una atmósfera de colaboración y apoyo mutuo. El fruto de este esfuerzo se traduce en un flujo permanente de ideas innovadoras, con estudiantes altamente capacitados y resultados que son publicados en revistas especializadas. El Centro ha demostrado lo errado de los prejuicios y escepticismo relacionados con su pequeño tamaño, al ubicar a Chile, con la capacidad de sus integrantes y audaz estrategia, en el mapa mundial de la ciencia, revolucionando de paso el modelo tradicional de estructurar la ciencia en Chile y mostrando – con su ejemplo – cómo “lograr más con menos”. Sus investigadores hablan en tono de curiosidad, maravilla y ocasionalmente orgullo al describir su emocionante viaje por aguas inexploradas.
 
La estrategia del CECs es sustentar un entorno científicamente rico donde la ciencia y los científicos son lo primordial – atrayendo a las mejores personas, apoyándolos adecuadamente y ofreciéndoles libertad para perseguir sus sueños.
La actual tripulación del centro es la siguiente: